Las imágenes de la Pasión son el centro en torno al que se organizan las procesiones. En estas esculturas realizadas en madera policromada se conjuga el afán realista y la idealización devocional. Realismo necesario para narrar y enseñar con imágenes el relato evangélico de la Pasión de Cristo. Idealización simbólica que lleva al pueblo a revestir a sus imágenes con ricos ropajes, suntuosos bordados en oro y coronarlas con metales preciosos y pedrería.
Las imágenes de vestir tan sólo presentan trabajadas con detalle las partes visibles: cabeza, manos y pies. El resto es un armazón más o menos elaborado destinado a dar forma a los ropajes que han de recibir.
Las imágenes se pueden presentar (foto 1) aisladas o formando (foto 2) grupos escultóricos.
(1) Imagen aislada
(2) Grupo escultórico
La cofradías de Semana Santa de Cartagena contaron con un rico patrimonio heredado de siglos pasados entre el que destacaba un importante conjunto de (foto 4) imágenes y (fotos 3,5) grupos escultóricos de Francisco Salzillo (siglo XVIII), pero en gran parte se perdió en la guerra civil.
(3) Ósculo
(4) Virgen del Primer Dolor
(5) Oración en el Huerto
No obstante, este hecho lamentable sirvió de revulsivo para poder contar hoy en día con el conjunto de escultura religiosa más importante del siglo XX español. En su imaginería encontramos, junto a nombres del pasado más lejano, como Salzillo, las firmas de Mariano Benlliure, José Capuz, Federico Collaut Valera o Juan González Moreno, escultores todos fundamentales para entender la evolución de la plástica figurativa en la España de los últimos cien años
José Capuz
Mariano Benlliure
Federico Coullaut-Valera
González Moreno
Obras como el (foto 6) Descendimiento de Capuz (1930) o el (foto 7) Santo Entierro de González Moreno (1958) siguen siendo hoy día referente para la creación escultórica contemporánea.
(6) Descendimiento
(7) Santo Entierro
Junto a estos nombres consagrados, otros autores más recientes han venido aportando su obra a este numeroso patrimonio que se puede contemplar todo el año en las diferentes capillas y, por supuesto, en las procesiones, donde adquiere toda su dimensión.